Por: Representante Centro Gustavo Suárez.
Desde que inicié mi proceso como aprendiz, he
comprendido que más allá del conocimiento técnico o las habilidades específicas
que podamos adquirir, hay dos elementos que marcan la diferencia entre avanzar
realmente o simplemente estar “cumpliendo”: la disciplina y la pasión.
Sé que muchos de nosotros llegamos a este espacio de
formación con sueños, metas o, en algunos casos, sin una idea clara de lo que
buscamos. Pero con el tiempo he notado algo preocupante: muchos aprendices
están físicamente en los ambientes de aprendizaje, pero mental y emocionalmente
están desconectados. Asisten por cumplir, pero no se comprometen con lo que
realmente importa: su propio crecimiento.
He aprendido que la disciplina es la capacidad de
hacer lo que se debe hacer, incluso cuando no tenemos ganas. Es levantarse
temprano, entregar los trabajos a tiempo, respetar a los instructores y
compañeros, y sobre todo, ser constante. Sin disciplina, el talento se
desperdicia, las oportunidades se escapan y los resultados no llegan.
Pero no basta con ser disciplinado. También es
necesario tener pasión, ese motor que nos impulsa a seguir adelante cuando las
cosas se ponen difíciles. La pasión nos conecta con lo que hacemos, nos da
sentido y propósito. Cuando uno siente pasión por lo que estudia, por lo que
aprende, empieza a ver el proceso de formación como una oportunidad y no como
una obligación.
A mis compañeros aprendices les digo con honestidad y
respeto: estamos en este proceso por y para nosotros mismos. No lo hacemos por
nuestros padres, ni por los instructores, ni por el SENA. Lo hacemos porque
queremos un mejor futuro, porque tenemos metas, porque queremos ser útiles a
nuestras familias y comunidades.
No hay éxito sin esfuerzo. Y ese esfuerzo nace de una
decisión personal: ser responsables de nuestro propio camino. Ya no somos
niños; debemos actuar con la madurez que exige la vida laboral y profesional.
Si no tomamos en serio esta etapa, ¿cómo vamos a asumir los retos que vienen
después?
Los ambientes de aprendizaje son una oportunidad
única. Aquí se nos brinda conocimiento, herramientas, acompañamiento y recursos
que quizás otros no han tenido. Pero depende de nosotros aprovecharlo.
Por eso, hoy invito a todos los que leen estas
palabras a reflexionar: ¿estás en este proceso con disciplina y pasión, o solo
estás “cumpliendo”?
No es tarde para cambiar. Cada día es una nueva
oportunidad para decidir hacerlo mejor, para tomar el control de nuestro
proceso, para ser aprendices comprometidos, conscientes y decididos.
La disciplina te da estructura. La pasión te da
energía. Juntas, te llevarán al éxito.